UN MUNDO DE ESCRITORES
"PARA SABOREAR ESOS ESCRITOS DEL ALMA SUBTERRÁNEA..." TE INVITO A QUE COMENTES, VOTES EN LA ENCUESTA, ESCUCHES MÚSICA, VEAS VIDEOS Y TE INFORMES CON NOTICIAS LITERARIAS. TODO Y MÁS AQUÍ, EN NUESTRO MUNDO...
sábado, 14 de abril de 2012
UN ESPACIO DE VUELO
LOS DUENDES
Llegan con la lluvia de noches perdidas para hacer correr por mis venas el alevoso deseo de amar desesperadamente, como la primera y la última vez que se ama, el alma de la inocencia bañada en olvido.
Quiero entonces acariciar ángeles tiernos como el pan recién nacido, desgarrar a besos sus alas de torpes e inmortales aprendices del pecado eterno; volverme serpiente que les alivie el divino y fastidioso peso de la virtud.
Quiero entonces pedir a las inmaculadas palomas que pueblan mis sueños que manchen mi espíritu crucificado en un retrete.
A gaviotas libres de los caminos del viento, pedir quiero su inútil consejo para remontar el vuelo que ellas para siempre olvidaron.
Pedirles con mis cuencas vacías, oscuras como tumbas, que usen sus besos de brisa negra para picotear mis entrañas ansiosas de dolor, mi alma podrida como el cadáver de la paz.
Miro de pronto el alba por la ventana entrecerrada y descubro sin miedo algo parecido a mi sangre, un río interminable de tentáculos encarnados, recorriendo las calles grises, desveladas y sorprendidas por el dulce cosquilleo, la caricia rosada lamiendo ruedas de autobuses, automóviles desvelados y carritos de bebé de la madrugada.
El canto de los primeros pájaros de un parque sembrado de hombres, se confunde con el chapotear de zapatos caros de ejecutivo en su amanecer bursátil, con el triste chapotear de niños muertos que saltan oscuros charcos. Con el sonido apacible y musical de algo parecido a mi sangre, haciendo cascada por callejones, pasadizos y escaleras ciudadanas como el fantasma de un a fuente inagotable...
Mientras, yo muero como cada mañana, sonriendo. Regreso al sueño a esperar, de nuevo, la visita de esos húmedos y diminutos duendes, que habitan los charcos con luna, las noches perdidas de lluvia.
martes, 27 de marzo de 2012
UN POETA Y RARO
lunes, 26 de marzo de 2012
FRATERNO
Tenemos de distinto, los impulsos...
En vos, tal vez, pequeños. En mí, ya lo sabemos.
También la claridad de las palabras. En vos, mansas, concretas. En mí, desmesuradas. Tenemos desigual a la templanza.
En vos,vasta, pensante. En mí, fuerte, variada.
De tantas diferencias que nos unen, algunas igualdades, nos separan.
El soberano amor, la descendencia, destino de ese afecto, las distancias.
La urgencia en hablar de cosas nuestras, la voz, una sonrisa, las miradas.
El no saberme sola en las esperas, cuando no me he sentido preparada.
De cosas que nos unen y separan hay algo que de hecho, compartimos... La voluntad, el encarar la vida, los pasos, decisiones, los amigos.
El ruido del amor haciendo estragos, el pecho puesto en cosas que vivimos.
De vos, hay más nostalgias que silencios.
De mí, hay más ausencias, que destinos. Y andamos caminando por la vida, hermano, a sabiendas que pudimos.
Aún nos falta el tiempo de descanso, el rápido pasar de los olvidos. Aún nos falta tanto, pero tanto, y andamos a sabiendas que pudimos.
viernes, 23 de marzo de 2012
LA NUEVA FUNERARIA
heterogénea, se siente esa mansa cotidianidad, ese diario vivir relajado, despreocupado. Es más, un llega a dudar
de lo que los medios de comunicación dicen.
Nada más poético que recorrer las calles de esta ciudad y encontrarse en cada esquina con un gato degollado, ver a un perro lamerle el culo a un borracho recostado en una banqueta. Bueno, sí, puede haber algo más interesante que un borracho, un perro o un gato muerto: de vez en cuando puede verse a un par de drogadictos fornicando en, digamos, las calles menos transitables; pero, con el tiempo, tales escenas se vuelven parte fundamental del monótono vivir de los habitantes.
Pues, a esta ciudad de violenta tranquilidad llegó, hace un buen par de meses, un hombre. ¡Ah!, pero no vino solo: se trajo a su esposa, a su mamá, a su hija de doce años, a su hermano mayor. Al traer a su hermano mayor heredó la responsabilidad de mantener a su sobrino de ocho años. Éste hombre había trabajado dos o tres años en los Estados Unidos, en Chicago, por lo que no se podía decir de él que era un pobre; pero tampoco entraba en la categoría de los millonarios.
Tenía para vivir con todas las comodidades y darse un par de lujos cursis por unos años; sin embargo, tarde o temprano, más bien temprano, el dinero se le acabaría. En Chicago estuvo trabajando en una funeraria, claro que cuando sus familiares le preguntaban “¿a qué te dedicas?”, él respondía “soy cocinero, a veces empaco comida rápida”. Nunca envió una foto del lugar en donde trabajaba. La idea de enviar una fotografía en donde apareciera él entre una docena de ataúdes y lápidas no era muy sana. Y qué cara poner al momento del flashazo: ¿Una sonrisa con el tradicional Whisky? No. ¿Una mueca melancólica? Tampoco. Cuando su mujer le preguntaba a qué se dedicaría, le respondía “en esas ando, mi amor, en esas ando” Varias veces le fue sugerido que buscara trabajo en un restaurante; con la experiencia que tenía, sería aceptado sin tanto papeleo, sin necesidad de someterse al polígrafo y a esos onerosos exámenes
psicológicos, a lo que él siempre respondía “en esas ando” o “yo no vine de los Estado Unidos para seguir siendo un asalariado, tú, sabes, uno tiene sus aspiraciones”.
Llegó a preguntarse por qué los medios hablan de muertes por aquí y por allá, si tan tranquilo que se anda por las calles. Cierto es que llegó a ver a los bomberos recoger algún cadáver, “pero eso es algo normal en todo el mundo”. En los Estados Unidos, cuando la venta bajaba, vendía de quince a diez y ocho ataúdes y, cuando era temporada de bonanza, llegaba a vender hasta cuarenta y dos ataúdes. Hubo un fin de semana que llegó a vender ciento dos ataúdes y cuarenta lápidas; esa vez, su jefe, le dio una propina de doscientos dólares.
Un buen día domingo, su mujer le pidió que preparara el almuerzo “no te va a costar”.
Hubiera deseado negarse, pero no lo hizo. Lo dejaron solo en la cocina, para que nadie
lo molestara, colocaron un rótulo en el que se podía leer
decepcionados del supuesto refinamiento culinario de los emperadores chinos. Él estuvo de acuerdo con ese parecer.
Cuando clausuraron una sucursal del banco Internacional Panamericano, vio su oportunidad para abrir su mediana empresa. “Voy a alquilar ese local, es un buen punto”, se dijo. Realizó los trámites correspondientes, arrendó el local. Para todo ello contrató los servicios de un buen abogado. Conoció a un joven que estudiaba administración de empresas en la universidad.
Éste se ofreció para realizar rigurosos estudios sobre las posibilidades y probabilidades de tal y cual negocio.
va a lo seguro. Si los que nos enseñan en la universidad son especialistas con experiencia en los negocias y la mercadotecnia. –le decía el muchacho, abriendo los ojos como si fueran de un
macaco. -Después hablamos de tu sueldo –le respondió éste, que ya empezaba a encontrarle placer al oficio de ser jefe, sin tener que rendirle cuentas a nadie. -Pero, Don. -Decime Ricardo, Ricardo nada más. -Más o menos a qué quiere dedicarse. Digo, para que yo pueda empezar con el diagnóstico, estudiar la oferta y la demanda. Usted sabe, formalidades de la profesión. -Yo sé de
venta de ataúdes –Dijo Ricardo, sintiendo un poco de vergüenza y de cólera a la vez, al tener que contarle a un desconocido, es decir, a alguien totalmente ajeno a la familia. Y pensar en cuánto
se había esmerado en no revelar el secreto ni a su propia familia. “Ya me lo imaginaba, algo de malo debía de tener este señor, ya me lo imaginaba” los bellos de todo su cuerpo se pusieron de punta; pero, esa eso o no tener trabajo.
Al día siguiente, el muchacho apareció con periódicos y con recortes de los que habían muerto el día anterior. -Mire –dijo, señalando la portada de uno de los diarios que traía-, aquí dice que mueren entre veinte y veinticinco personas al día. Y en este otro –extendió el segundo diario-, se afirma que mueren entre doce y diez y siete. Y, en este otro –sacó un tercer diario., dibujaron un termómetro, mire, treinta y ocho muertos al día. Haga sus cuentas. -Yo te contraté para que hicieras eso por mí. No estarán refiriéndose a los mismos muertos. -Puede ser, pero no lo creo. Sólo uno aparece con el mismo nombre en los tres diarios. Y recuerde que hay otros tres diarios que ya no alcancé a comprar. Lo que usted tiene que hacer es comprarse una corbata, un saco y una camisa. A la semana tenían todo listo. Sólo faltaba el nombre. -FUNERARIA LA VOLUNTAD DIVINA, ese nombre es perfecto, ¿cómo se le ocurrió? -No pude dormir por pensar en eso –respondió Ricardo.
Se aflojó el nudo de la corbata y se quitó el saco. -De esa manera, si alguien muere por una enfermedad los familiares dirán que ha sido la voluntad de Dios y si alguien muere a causa de una bala perdida, dirán “fue la voluntad divina”. Psicología empírica. -Vos vas a ser el administrador, Chipi (así le decían al universitario). Rogale a Dios para que nos vaya bien.
Esa misma tarde, Chipi (ahora que ya sabemos como le decían) estaría ufanándose por su cargo en una nueva empresa. “¿A qué te dedicas?” le preguntaría una de sus compañeras. Él, sin la vergonzosa necesidad de mentir, contestaría: ¿soy gerente de una empresa?”. La compañera le diría, estirando su aguda y estridente voz, “ala qué alegre y, ¿en cuál empresa?” “En una muy prestigiosa y con mucho futuro”. A la familia no le cayó muy bien la noticia. Eso de ser propietarios de una funeraria sólo les va a las personas que no muy se encuentran en sus cabales;
es decir: no es para la gente normal. Eso de que los clientes de un negocio tengan que ser cadáveres, como que nada bueno le acarrea a la familia. Con el paso del tiempo a uno se le va impregnando ese inconfundible e indecible olor a muerte. Hubiera sido mejor apostarle a una pastelería, a una PACA o a un restaurante de comidas exóticas. Ya que, al parecer, esa era la
especialidad de Ricardo. “La gente de aquí no conoce, no valora lo exótico”.
El hermano torció los ojos al escuchar la noticia, el hermano que nunca pudo reponerse por completo de la paliza que le propinaran en la universidad en su época de estudiante, un mes antes de que su hijo naciera. Habíase quedado en silla de ruedas y totalmente afónico. Al
parecer sólo le funcionaban los oídos. Por aquellos años, él era un universitario de primer ingreso. Su mamá llegó a sentirse muy orgullosa de él; pero orgullo no le tardó mucho. En un enfrentamiento entre supuestos estudiantes, él, Arculano Sierra, se llevó la peor parte: diez garrotazos en la cabeza y en la cara, un disparo cerca de la coxis lo dejaron en ese estado de
silenciosa agonía, para lo que le quedaba de vida. Como no estaban seguros de su estado mental,
no supieron a cabalidad por qué había torcido los ojos. Tal vez, en la limitada claridad de su mente, hubo un momento, un chispazo de lucidez, y llegaron a su cerebro las palabras “Funeraria” y “Voluntad divina”.
Y tal vez, en ese momento de lucidez, imaginó que su hermano menor decía: “”que se haga la voluntad divina. Paguemos por adelantado los servicios de una funeraria. Es que está sufriendo mucho el pobrecito”. O tal vez, al igual que a cualquier persona normal, la idea de ser propietarios de una funeraria no le pareció muy sana que digamos. -Es que ustedes no entienden. El universitario me habló del foda, de la oferta y de la demanda. Hizo cuentas con números. Trajo diarios. Hizo “un diagnóstico de rigor”, así me dijo. Él lo va a administrar. Estudia administración de empresas en la universidad.
El primer día no les fue tan bien como lo esperaban. Ricardo esperaba vender un par de docenas de ataúdes; pero, ni uno sólo fue vendido. Pasó una semana y nadie se asomó, tan
siquiera a preguntar por precios. A los quince días la nueva funeraria seguía permaneciendo en un silencio de cementerio. “pero, en dónde entierran a estas gentes. Tantos muertos y ni uno
sólo se ha dignado a venir a echarnos la bendición”. Chipi llegó a sospechar de la competencia.
Había pasado un mes, cuando llegó un cliente, digamos que el primero, parecía una persona adinerada. Tenía enrojecidos los ojos. Llevaba un pañuelo negro.
Chipi y Ricardo se sintieron tan felices que no pudieron evitar abrazarse, saltar y reírse de pura alegría. -Pase mi amigo –le dijo Ricardo- siéntase en su casa. -¿En qué le podemos ayudar?- preguntó Chipi, mientras trataba de asumir una postura seria. El hombre de los ojos enrojecidos y del pañuelo negro dio media vuelta y se marchó, sin dirigirles media palabra. Ricardo llegó a desear que se murieran todos sus vecinos para poder vender al menos unos cinco o seis ataúdes u unas cuatro o tres lápidas. Salió a las calles, visitó lugares en donde eran frecuentes los accidentes. Visitó hospitales. Lo más desesperado que hizo fue visitar una morgue, en donde le informaron que nunca nadie llegaba a reclamar los cuerpos que se encontraban allí. “A veces se los damos a los del zoológico para alimento de los tigres”.
“Esto de la funeraria me está empezando a parecer una mala idea” se repetía Ricardo, cada vez que se miraba en el espejo de su habitación o en los charcos de orines que encontraba en las calles. “Dios mío, por qué ya no se muere la gente” pensaba otras veces. Se volvió un hombre malhumorado, apenas si hablaba con Chipi. Cuando los diarios informaban de alguna masacre, ellos tenían que hacer caso omiso de la noticia para no terminar en acaloradas discusiones.
Eso de andar con corbata y con saco empezó a parecerle una costumbre ridícula. Empezó a frecuentar la funeraria con camisas deportivas. “DOS ATAÚDES POR EL PRECIO DE UNO TODA LA SEMANA” se podía leer en un rótulo colocado en la entrada. Las letras daban la impresión de haber sido trazadas por algún albañil. Fue una medida desesperada que Chipi se aventuró a tomar. Pasó la semana y nadie se asomó a preguntar por precios.
-Yo siento que Dios no me quiere, Chipi –Dijo, Ricardo, sonándose la nariz al mismo tiempo.
-No, no es eso. Es que, en estos negocios, como en todos, es necesario ser de una tenacidad y de paciencia ilimitadas. Uno ni cuenta se da cuando el negocio alza vuelo. Ya verá. -Ojalá y
mañana podamos vender al menos uno- Dijo casi sollozando. Estaba sacudiendo telarañas de una esquina. En uno de los diarios de ese día, Chipi leyó una noticia impresionante: “Vapulean y
queman vivo a supuesto delincuente. Se sabe que murió a causa de las quemaduras y de los golpes. Pero lo que no se sabe, a ciencia cierta, es si el linchado era culpable de algún delito.
Los elementos de la policía trataron de intervenir; sin embargo, al ser advertidos de que, de tratar de impedir el linchamiento, con la misma suerte correrían, decidieron no mover ni medio dedo”. “Qué locura. Yo no sería capaz de matar a alguien” se dijo, Chipi, para sí mismo.
-¿Dónde localizo al Señor Ricardo Sierra? –preguntó un hombre ya muy entrado en años. Lo acompañaba un bombero. -Estoy a sus órdenes -dijo Ricardo. “Seguramente se le muró la esposa o la hija. Qué se le va a hacer. Pobrecito. Así es la vida, todos tenemos que morir-. ¿En qué puedo ayudarle? -Señor Sierra –su cara que parecía un nabo medio podrido, se puso de un color rojo
intenso-, esto no es fácil. -Sí, yo lo entiendo. Claro –dijo Ricardo, con teatral tristeza-. A quién no le duele. Usted sabe. ¿No? -Es que… Claro… claro… -le dio dos palmaditas en la espalda al viejo.
-Su mamá fue asesinada. Su hija, tuvo suerte. Se encuentra herida pero estable, en el hospital. Fue un asalto. Su mamá fue apuñalada y, por su edad pues… Una espesa oscuridad empezó a rodearlo. Escuchaba el lento y pausado latido de su corazón. La muerte, esa intrusa en la
vida, esa extraña señora de la guadaña, ¿por qué tuvo que llevarse a su mamá? La vida es tan corta. ¡Dios! ¡Dios!. Se había llevado a su madre. Bueno. Ya se murió. Qué queda por hacer. Resignarse, sí, resignarse; pero ese dolor le quita a cualquiera, diez años de vida. Eso de que nunca más volverá la mamá. ¡Nunca! ¡Jamás!. Se fue para siempre. Ya sólo perdurará en el recuerdo y en las fotografías. -¿Ella dónde está? -El ministerio forense trasladó el cuerpo a
la morgue. Lo siento.
-Si. “Por qué la gente tiene que fingir que puede compartir el dolor ajeno”, yo más- dijo
terminantemente, Ricardo. Realizó los trámites para poder retirar el cadáver. -Hable con
alguna funeraria mi amigo. Usted no puede retirar el cadáver-. Chipi fue quien lo retiró.
-Que no se de los más caros. Con llevar un ataúd de lujo y caro no va a llegar más pronto al cielo.
Si ese está bien. -Está un poco despintado. Tiene una pequeña rajadura. -No importa, Chipi, no importa. Solamente los nietos lloraron amargamente la muerte de la abuela.
miércoles, 21 de marzo de 2012
LA CADENITA MILAGROSA
Todas las mañanas cuando iba para el trabajo paraba en el kiosquito de Sofía, la mexicana, y le compraba dos tamalitos de maíz. Ella me los tenía bien envueltos y preparados. Junto a ella permanecía siempre su hijito Pedrito quien la ayudaba en todo el negocio de sustento para ambos.
Una mañana, Sofía, como era costumbre, me dio mis dos tamales y me dijo: -Pues, Señor mire, le tengo de regalo esta cadenita del Cristo que se la quiero poner y regalar por ser mi mejor cliente. Y decirle pues, que me tengo que ir de acá porque me multaron y me prohibieron vender mis tamales. ¡A decir verdad, ahora no sé cómo alimentaré a mi hijito!-. Así pasaron muchos años, y nunca más supe de Sofía y de Pedrito.
Una noche junto a dos amigos fuimos asaltados por cinco sujetos bien armados, que a golpes e insultos nos introdujeron dentro de un vehículo cerrado. Luego, nos bajaron en un callejón y nos sustrajeron todo lo que poseíamos de valor. Inmediatamente empezaron a cuchillar por el pecho a mis amigos hasta desangrarlos y provocarle la muerte. Cuando se disponían a matarme, me tiran abruptamente de la camisa y me abren el pecho apareciendo de súbito y colgando la cadenita del Cristo de Sofía.
En ese preciso momento en que me iban a introducir el afilado cuchillo, uno de los cincos sujetos grita: - ¡Alto no lo mates, este señor era amigo de mi madre...!
lunes, 19 de marzo de 2012
TRUCO DE A TRES
Ese hombre corre rengo así, necesita su bastón que es tan reconfortante como un buen blues –o tal vez no tanto-. Este señor tuvo varios de ellos, aunque todos fueron turner’s* y él por suerte terminó bailando con la
menos fea (¡JA!). Es muy bueno cuando quiere, y hasta a veces inteligente; creo que por eso le cuesta tanto hablar.Ahora hablemos un tanto del bastón (o la bastona, o el bastón hembra, como sea de su agrado) que, como dije, fue algo turner pero no lo culpo, y eso es raro porque por lo general esta gente siempre tiene la culpa. Él es de esos que cuando te levantás a las ocho para ver si el diariero dejó lo suyo, ya está terminando de leer las historietas de Maitena.
Cuando este individuo recién estaba aprendiendo a arrastrarse, tenía el mismo dominio con su usuario que el que yo tengo con la guitarra (nulo es el dominio, claro está). Esto suele suceder en la mayoría de las relaciones que se establecen entre los hombres y los bastones, y esta no es la
excepción.Pasaron los años y todo siguió igual: el bastón en la mano derecha del dominante y éste tan arrogante y desvainado como siempre. Hasta que un día murió, nadie sabe por qué y juro por mi cielo que más de la mitad de los habitantes de San Justo hablaría con el diablo con tal de saber cómo ocurrió todo.El bastón quedó solo… como una abeja que juntó coraje para salir de su panal y echarle un vistazo a la inmensidad de la noche. Algunos vecinos dicen que lo vieron saltando, desolado, y que ahora busca otro dueño para ser amainado. Él no sabe que las flores se marchitan cuando el sol se aleja por unos meses, ni que los ángeles gruñían de envidia cuando los dos brillaban en sus mejores tiempos.Así se baila en estos libros, cierre su negocio, móntese en
un sueño decente, y a bailar…
*Persona que no puede aprovechar los beneficios incluidos en esta vida. Ej.: Quien tiene habilidades y no logra aplicarlas.
sábado, 17 de marzo de 2012
LA FORTALEZA DEL COMANDANTE
jueves, 15 de marzo de 2012
LA SOMBRA DEL AMOR
Debe ser la caricia que cada dia cobije a nuestros corazones.
Cuando el manto del amor visita nuestras almas, las aves trinan sus cantos, elevando hermosas melodías que colorean ricos sentimientos. Coloquemos cada día, gotitas de felicidad... en los corazones tristes.
Sembremos cada día, rosas y regalemos una a cada persona;
Que cruce el umbral de nuestro camino.
Quitemos las espinas del rosal que sembró
nuestro amigo, es la muestra más grande de amistad;
Para hacer crecer el jardin del amor... en este bello mundo.
martes, 13 de marzo de 2012
ÁMAME ASÍ COMO SOY
¡Que en la caída encuentre un amigo!
¡O quizás a alguien que me comprenda y me quiera! ...
Peor sería en el medio de dos tormentas una flor de sonrisas.
Por eso y por las angustias que me enloquecen, pensar en el amor: ¡Ya es algo!
En los amaneceres lloro por que nadie espera por mí:
Ni locos de blancos, ni espíritus alemanes, ni músicos desafinados, nada ni nadie.
Ni vendedores de labios y abrazos, ni la misma madre que me parió!
Mucho menos en las noches, donde todo mi jardín es cubierto por un manto rojo teñido, barato, sin perfume. Sin valor aparente.
Así de feo como osos blancos teñidos del mismo color de mi manto.
Por eso y por las angustias que me enloquecen, pensar en el amor: ¡Ya es algo!
Más si estuviera muerto, cada lágrima en mi honor me causara aburrimiento.
Estaría bostezando desde las penumbras, en pijama de viejos, uniformado de payaso, medio embelezado.
Por eso repito, que cuando pienso en la imposibilidad de enfrentarme a un disparo de frente, nace la posibilidad, que en mi ascenso al cielo, ¡Encuentre un amor perfecto!
¡Un abrazo sincero! Una cortina de besos, un profundo sentimiento de caricias sin rencor, sin odio, sin envidia, sin hipocresía. Un amor que me descubra que existo, que me descubra que mi sangre fluye por algún motivo.
Por alguna razón. Por eso y por las angustias que me enloquecen, pensar en el amor: ¡Ya es algo! Por eso, repito y repetiré, de rincón a rincón, de ladera a montañas, de playas a océanos.
Que cuando pienso en la imposibilidad de encontrar un amigo, creo en la posibilidad de la fuerza del amor. De la constancia del amor. De la pulsante manía que tiene el amor: ¡De amarme! ¡Así como soy!
Rolando Perera (El Poeta Raro)
Desde Miami, EEUU.
lunes, 12 de marzo de 2012
ÚNICA
Tú eres mi Reina. Eres el libro que quiero leer,
un mundo nuevo para recorrer, una esperanza cada mañana, un sueño de noche.
Tú eres mis letras, una historia para vivirte... una novela para enamorarse,
un cuento lleno de fantasía.
Eres magia, es tu escritura, tus palabras, son un amor en la distancia.
Tus poesías son una flor perfumada que recorre todos mis sentidos, una esperanza a la vida.
Tú eres mi libro, mis versos, mis poemas, un aire fresco, los latidos de mi corazón y el mejor libro que una persona quisiera leer.
ENSAYO LUNAR (NOVELA SURREALISTA)
Están cayendo todas en un mismo lugar, nunca paran, parece como si se auto-alimentaran; es una pena que en mis sueños nunca tenga una cámara a mano, esto valdría millones. La gruesa banda de flechas está disminuyendo su andar, cada vez son menos; las personas que las deben haber lanzado desde atrás de la montaña deben haber cumplido su objetivo, valla uno a saber cuál era, quizás sólo distraerme o engañarme. Tengo miedo, esa no es la palabra pero en medio de tantas palpitaciones se hace difícil pensar. La montaña es alta, pero no lo suficientemente ancha para no atravesarla en algunas horas y poder averiguar qué era lo que había lanzado esas crujientes flechas. Dejaré aquí el relato y continuaré cuando haya llegado al pie de la montaña.
Llegué, deben haber sido unos seis o siete kilómetros de caminata y observación; mi estado físico no ayuda demasiado pero por suerte aquí la fatiga no es un problema.
Son alrededor de treinta y hay uno que parece ser el jefe. En este momento su varita está apuntando al cielo. Si no veo mal se está abriendo… una buena comparación sería la visión de un pequeño pollito que ve como lentamente se quiebra su cascarón.
El anterior relato fue escrito por Danlor Nafroc, hijo de Marsil Nafroc, el famoso médico que ya no es recordado como se debe por distintas razones que no vienen al caso y que, allá por el año 2024, descubrió la cura contra el cáncer. Según se dice, Danlor había heredado un don de su padre…uno muy poderoso pero que al mismo tiempo causaba grandes confusiones en su vida y que él no estaba muy orgulloso de tener, como se nombra arriba. Si no fuese por el buen dinero
que este joven recibía a cambio de los tortuosos pero, en algunas ocasiones, magníficos trabajos que realizaba para una empresa con fama de secta secreta entre los ciudadanos de la ciudad de Nuesob Iresa, ya los habría abandonado y se hubiese dedicado a su pasatiempo preferido: la escritura de ensayos dramáticos y a veces terroríficos que iban a parar a las mentes de los estudiantes del humilde Teatro ‘La Brisante’, del cual hablaremos en otras líneas.
Danlor, era un joven de unos treinta años de aspecto descuidado y con una mediana barba que apenas dejaba ver sus labios. Nada interesante ocurrió en su infancia, ni es su adolescencia, exceptuando los sueños que empezó a tener con frecuencia a partir de los cinco años. Su madre era el familiar más allegado a él, ya que su padre pasaba largas horas en el laboratorio del fondo de la casa realizando experimentos que luego de unos cuantos años terminaron siendo uno de
los mayores hallazgos en la historia de la medicina. Ella nunca prestó atención ni trató de escuchar los relatos de su hijo en donde él decía que visitaba planetas que se encontraban a una distancia científica de la Tierra. Como es lógico, cualquier madre que escuche una cosa así de su hijo, pensaría que su imaginación se está desarrollando con una gran amplitud, pero sólo eso.
hallado muerto en su laboratorio por causas que aún se desconocen. En la actualidad, su descubrimiento (llamémoslo así por ahora) sigue salvando vidas.
POEMA NOCTURNO
viernes, 9 de marzo de 2012
BUENOS DESEOS
CONCLUSIONES
¿Por qué si en el amor no somos sabios, nos condenan?
Si hay corazón, más que sabiduría.
Y si hubiese algo de ella, nos flagelan porque entonces no es amor lo que sería.
¿Y cuál es el camino que suponen (aquellos que lo tienen bien marcado) debiéramos seguir, sin emociones, haciendo nada más que lo pautado?
¿Por qué habrá tantos pobres de alma, arrepentidos, que no pueden asumir que se equivocan? Descubrir que lo que fue, pasó y ha sido, que el destino se encarga de esas cosas.
¿Quién es de sus verdades señor y amo, que no puede callar y que no escucha?
Manifiesto a trasluz que es un esclavo de lo que cree combatir, en vana lucha.
Hay veces que intocables nos sentimos pero esa condición de invulnerables pierde su raíz cuando sufrimos, cuando un viento fuerte, nos desropa, nos traspasa la piel y nos arroja al dolor en un acto repentino.
¿Será que no estuvimos preparados... y cómo adelantarse a los sucesos?
Si apenas el presente, ha alcanzado. Si acaso del pasado, fuimos presos.
miércoles, 7 de marzo de 2012
"MUNDO EMBESTIDO POR PEQUEÑAS MISERIAS Y GRANDES SUEÑOS. POR ALMAS QUE DESBORDAN Y ESPECTROS VACÍOS. A VECES ME CABE EN EL BOLSILLO, Y A VECES ME PIERDO EN SUS DESIGNIOS. TIERRA QUE ATERRA A MIS PRÓXIMOS PASOS Y ME OBLIGA A AVANZAR A TRAVÉS DE SU ESPANTO. VERDADES, SILENCIOS.... MENTIRAS, SONIDOS. ESTE AIRE ME DEJA VIVIR Y ME QUITA EL ALIENTO..."
miércoles, 29 de febrero de 2012
A LA LEJANÍA
Te deseo aunque estemos lejos.
Te amo aunque seas de otro.
Te adoro aunque jamás te tenga... te esperaré.
Te Quiero aunque el cielo se tiña de negro.
Te deseo aunque sólo te vea a través de una
pantalla.
Te amo aunque sólo seas un sueño.
Te adoro aunque jamás despierte de este sueño.
Te Quiero aunque las letras se tiñan, borrosas.
Son mis lágrimas por amarte en la distancia."
DESGARRO DE AMOR
Me gustaría vivir contigo, pero estás tan lejos.
Me gustaría envejecer a tu lado... pero estás tan lejos....
Me gustaría acariciar tu pelo al despertar cada mañana, pero estás tan lejos.
Me gustaría levantarme cada día y poder mirarte a los ojos, sentir tu corazón, saborear tu aroma, besar tus labios, pero estás tan lejos.
Extiendo los brazos para poder abrazarte, pero estás tan lejos.
Si supieras cuánto pienso en tí.
Si supieras, mi amor, cuánto, cuánto y cuánto te quiero, pero estas tan lejos."
martes, 28 de febrero de 2012
EL ABRAZO
que frene la angustia y la impaciencia.
A quién no un abrazo alado, que deje en tierra el letargo y la conciencia.
El abrazo entrañable, contenido, el que aprieta la espalda de un amigo y el que atrapa el latido de la ausencia.
A quién no un abrazo apasionado, que selle pieles ávidas de amores.
Un abrazo largo y dulce que nos deje parados en un lugar seguro, sin temores.
Para las despedidas no, ya no hace falta. Porque se dio en el tiempo transcurrido.
Para el adiós, el abrazo es la mirada que refleja todos los abrazos recibidos."
jueves, 23 de febrero de 2012
"DULZURA EN PALABRAS"
Nora Caminos (Poema inédito dedidado a la Murga "Fantasía de Arrabal" de la ciudad de Chivilcoy)